Teresa Baró: “Pasé de ser una niña tímida a dar clases de oratoria”
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Anna Jiménez Capel
Marketing & Comunicación
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El pasado 22 de marzo, Teresa Baró Catafau vino a nuestras oficinas para hacernos una visita. Nuestra speaker es experta en comunicación profesional y acompaña a organizaciones para afrontar sus retos comunicativos.
La comunicación es el hilo conductor de todas las conferencias y actividades que llevas a cabo. ¿Cuál dirías que es el momento cero en el que te decantaste por este tema? ¿Qué te llamó más la atención y te hizo pensar «yo quiero dedicarme a esto»?
Desde pequeña me ha interesado mucho la lectura y leía mucho, incluso escribía: poemas, cuentos... Pero también me gustaba mucho enseñar, gracias a mis profesoras que, como eran buenas, para mí fueron un referente. Empecé con mis muñecas y después di clases particulares en verano.
A la hora de escoger la carrera, me decanté por filología porque me gustaba todo este mundo. Después, fui descubriendo otros temas y me dediqué a dar clases en secundaria, pero mientras tanto ya estaba estudiando otra vertiente que también me interesaba mucho: la publicidad, la comunicación en el mundo de la empresa. Lo veía más práctico, más útil, más aplicado. Me gustaba mucho la gramática histórica, pero no quería dedicarme a eso. Entonces, estudié publicidad, pero no llegué a dedicarme profesionalmente y seguí en educación hasta que lo dejé y me reciclé para volver al mundo de la empresa estudiando protocolo, relaciones públicas y comunicación. A partir de ahí, monté mi propia consultoría. Me di cuenta que el principal problema de las empresas estaba en la comunicación de las personas, no tanto en los planes de comunicación. El problema lo tenían los directivos. Entonces fui tirando del hilo y comencé a trabajar en habilidades de comunicación en público y delante de las cámaras y medios, liderazgo, negociación… Pero la parte de hablar en público, en ese momento -estamos hablando de hace más de 20 años-, fue un éxito: venía gente de toda España, porque no había escuelas de este tema.
A partir de aquí fue cuando me especialicé, en concreto para profesionales de distintos sectores, directivos, políticos… Y me interesé mucho en la comunicación no verbal. Fui publicando cosas, la gente me fue conociendo hasta que llegó TVE y me propuso una cápsula -que duró 6 temporadas- en su programa ‘Para todos la 2’. El hecho de aparecer en televisión -este programa lo pasaban por el canal internacional- me ayudó a dar el salto a Latinoamérica. Empezaron a llamarme para hacer conferencias y eso me permitió expandirme. Y esta aparición en televisión también impulsó la publicación de mi primer libro con Grupo Planeta, bajo el sello Paidós: La gran guía del lenguaje no verbal.
Me has preguntado por el momento cero, pero no hubo uno, nací con ello. Y he de decirte que yo fui una niña muy tímida, y pasé de serlo a dar clases de oratoria.
Has comentado que hace 20 años el problema estaba en la comunicación de los directivos. A día de hoy, ¿cuál es el reto de comunicación verbal o no verbal que encuentras en las empresas?
Sin duda, la falta de conciencia de la propia comunicación. La gente no sabe qué está transmitiendo, no sabe si lo hace bien o mal, si conecta o no conecta. Esto pasaba antes y todavía continúa pasando. En las grandes empresas hacen inversiones cuantiosas en planes de comunicación y marketing, se gastan fortunas en publicidad, y luego resulta que las personas que las representan no se saben comunicar de ninguna manera y llegan a perjudicar la imagen de la empresa. Y a veces -es una situación extrema-, hay personas que no se comunican con respeto hacia sus propios colaboradores y esto afecta a la responsabilidad social de esa empresa. Dentro de su misma casa, no están aplicando unos criterios mínimos de liderazgo respetuoso.
¿Cuál es ese consejo indispensable que siempre das?
El que siempre doy es:
Planifica tu comunicación.
Porque hay muchas situaciones a lo largo del día y de la semana que puedes prever, que te las puedes preparar. ¿Cómo es que vas por el mundo improvisando? Sobre todo, si estamos hablando de una persona que tiene una responsabilidad y que tiene que conseguir unos objetivos. Por tanto, aprende a planificar, aprende a preparar.
Y la última pregunta. Es muy interesante el aspecto que tratas de la comunicación en mujeres líderes y profesionales. ¿Qué es lo que te has encontrado?
La primera diferencia es que las mujeres vamos siempre con esa modestia encima. Por tanto, eso repercute en que no sabemos promocionarnos bien, no pedimos las cosas porque pensamos que no nos las merecemos o que no nos corresponden, tenemos miedo al conflicto y tampoco reclamamos aquello que nos pertenece, aunque sabemos perfectamente que es así. Todo esto, además, provoca que en el día a día se nos vea más frágiles, más débiles, se nos interrumpa constantemente en la reunión, nos quitan las ideas, algunos se ponen medallas a costa de nuestro trabajo, no nos invitan a determinados sitios, no nos proponen para un cargo directivo porque creen que no tenemos la capacidad cuando sí la tenemos, pero nosotras la estamos escondiendo. Esto es un pez que se muerde la cola y en definitiva es todo lo mismo, esa prudencia excesiva que siempre tenemos.
Después hay otra cosa: el acoso en el trabajo. No se habla de ello, pero es uno de los motivos del techo de cristal. Cuando hablamos de techo de cristal estamos hablando de muchos factores externos estructurales, sociales, de las propias mujeres que no hacen nada por atravesarlo muchas veces, etc; pero después está éste. Por eso, yo lo que veo es que las mujeres que sufren esta situación deben moverse, deben decirlo, no tienen que callarse porque todavía es una situación muy incómoda, que encima te puede perjudicar, y muchas no se atreven a denunciarlo o, si lo denuncian, no les hacen caso. Es un tema muy generalizado, pero tabú, por lo que son pocas las levantan la voz.
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