El futuro del pasado
|
Cristina Vila Carreira
Future thinker
|
La humanidad, desde tiempos inmemoriales, ha sentido la fascinación de mirar más allá de su tiempo presente, sea cual fuere su cultura o contexto. En busca de respuestas a preguntas trascendentales sobre aspiraciones humanas, avances científicos o tecnológicos y transformaciones sociales, se han levantados figuras audaces, que hoy identificamos como futuristas.
Estos visionarios y sus aportaciones han dejado una huella indeleble en la historia. Hablamos de pensadores que han comprendido que el futuro no es un destino inamovible, sino un territorio por construir, que requiere una atención activa y una mentalidad abierta.
Desde los sabios antiguos, que reflexionaban sobre el destino de la humanidad, hasta los prospectivistas contemporáneos que desentrañan los misterios de la inteligencia artificial y la exploración espacial, cada época ha sido testigo de mentes brillantes que han desafiado los límites de lo posible y han asumido la valentía de imaginar mundos futuros, adelantándose a su tiempo.
Su importancia radica, no solo en sus predicciones y visiones, sino en la capacidad de inspirar y moldear el curso de la humanidad hacia un mañana más prometedor, actuando como catalizadores de cambios y generadores de ideas disruptivas a través obras literarias, filosóficas, científicas, empresariales…
En este artículo, exploraremos la trayectoria de los futuristas a lo largo de la historia, destacando figuras icónicas y sus contribuciones significativas.
Comencemos pues por el principio. En la antigua Grecia o Roma ya hubo filósofos y pensadores que especularon sobre el futuro y realizaron predicciones en sus obras, basadas en suposiciones y especulaciones – un enfoque distinto a la observación y análisis empírico moderno. Como ejemplo, en "La República", Platón habla de una ciudad ideal llamada Kallipolis. No es una predicción literal, pero muestra una sociedad gobernada por filósofos y una estructura jerárquica basada en la justicia y la virtud y, por tanto, una visión utópica del futuro.
La Edad Media fue un período en el que el pensamiento estaba fuertemente influenciado por la religión. Las visiones del futuro a menudo estaban ligadas a ideas apocalípticas, el juicio final y la salvación divina. Aunque tampoco se les puede considerar futuristas con la visión actual, los pensadores medievales nos dejaron un legado de reflexiones sobre el destino humano y el futuro en el contexto de su cosmovisión teológica. Un ejemplo es Tomás de Aquino que aborda en "Summa Theologica" la naturaleza de la creación y la finalidad última de la humanidad, ofreciendo reflexiones teológicas sobre el destino humano.
Uno de los primeros futuristas famosos fue Leonardo da Vinci, que imaginó y diseñó máquinas y dispositivos adelantados a su tiempo, como el helicóptero y el submarino. Su visión y capacidad para anticipar avances tecnológicos mucho antes de que fueran posibles lo convierten en un pionero en el campo de la prospectiva.
Y cómo no, es turno de Julio Verne, padre de la ciencia ficción. Sus novelas, como "Viaje al centro de la Tierra" o "Veinte mil leguas de viaje submarino", presentaban avances científicos y tecnológicos imaginativos que se adelantaban a su tiempo, captando la imaginación de los lectores y mostrando una visión de un futuro lleno de aventuras y descubrimientos.
En Asia también tenemos ejemplos reseñables como Fukuzawa que centró sus escritos y discursos en la necesidad de Japón de adaptarse al cambio y mirar hacia el futuro y Hu Shih que tuvo un papel análogo en China, defendiendo la perspectiva futura de una China moderna basada en la ciencia, la tecnología y la educación. Rabindranath Tagore, indio, fue el primer asiático en recibir el Premio Nobel de Literatura y abogó por una síntesis entre lo antiguo y lo moderno, promoviendo una visión humanista y cosmopolita del futuro.
Los futuristas cosmistas rusos fueron un grupo de pensadores y filósofos que surgieron a finales del siglo XIX. Sus ideas se basaban en la fusión de la ciencia, la filosofía y la religión, y abogaban por la inmortalidad, la mejora humana y la colonización del espacio, influyendo en el desarrollo de la exploración espacial, la biotecnología y la búsqueda de la mejora humana tan de actualidad. Algunos de los futuristas cosmistas rusos más destacados fueron Tsiolkovsky Fyodorov y Vernadsky.
Volviendo a occidente, Nikola Tesla fue pionero en el desarrollo de tecnologías eléctricas y de energía, y predijo la adopción generalizada de la electricidad en la sociedad. Sus ideas visionarias, como la transmisión inalámbrica de energía, sentaron las bases para muchos de los avances tecnológicos que experimentamos en la actualidad.
Durante el siglo XX, se produjo un florecimiento de la prospectiva. Un ejemplo es Fuller que desarrolló conceptos revolucionarios como la cúpula geodésica y propuso soluciones innovadoras para los problemas sociales y ambientales. Sus ideas sobre la sostenibilidad, la eficiencia y la resiliencia continúan siendo relevantes.
Arthur C. Clarke es conocido por “2001: Una odisea del espacio", así como por su propuesta de satélites geoestacionarios para las comunicaciones, una idea que se hizo realidad y sentó las bases de la industria de las telecomunicaciones modernas.
Alvin Toffler destacó por su libro "El shock del futuro" en el que analizó el impacto de los cambios tecnológicos y sociales en la economía y la sociedad. Sus ideas sobre la "era de la información" y la necesidad de adaptarse a un mundo en constante evolución siguen más que vigentes.
Marshall McLuhan acuñó el famoso término "el medio es el mensaje". Predijo la aparición de la "aldea global" y la influencia de los medios de comunicación en la sociedad. Sus ideas sobre la forma en que los medios de comunicación y la tecnología moldean nuestra percepción y experiencia del mundo han sido profundamente influyentes.
En la actualidad, futuristas como Ray Kurzweil, Yuval Noah Harari, Jane McGonigal, Gerd Leonhard, Sheryl Connelly, Peter Diamandis, Amy Webb, Kevin Kelley o Michio Kaku han ganado reconocimiento por sus contribuciones al campo de la prospectiva.
En España también contamos con referentes como David Alayón, Mónica Quintana, Ibón Zugasti o Lourdes Rodríguez entre muchos otros talentosos futuristas.
Estos son solo algunos ejemplos destacados a lo largo de la historia. Cada uno de ellos ha dejado una huella significativa en sus respectivos campos y ha contribuido a nuestra comprensión del futuro.
Juntos han nutrido la imaginación humana, animándonos a soñar en grande y a concebir un mundo más próspero y equitativo. A través de sus visiones, han estimulado el pensamiento crítico, han impulsado la innovación y han influido en la toma de decisiones en multitud de ámbitos, cuestionando las suposiciones arraigadas y expandiendo las fronteras de conocimiento.
Los futuristas nos recuerdan que el futuro no es solo un destino que se nos impone, sino una oportunidad para la acción, la exploración y la creación.
El futuro siempre será incierto y complejo, pero nuestras acciones presentes tienen el poder de construir el futuro que deseamos y formar aspiraciones colectivas con un sentido de dirección compartido.
